Hay veces en la vida en las que nosotros mismos nos cerramos puertas, ya sea porque alguna vez en la vida nos hemos llevado algún desengaño, o porque simplemente por naturaleza, somos seres inseguros.
Desde que somos pequeños, nos enseñan que debemos saber qué queremos ser de mayores, dónde vamos a vivir, cómo va a ser el hombre o la mujer con la que nos vamos a casar y hasta cuántos hijos vamos a tener. Y creo que ese es precisamente el problema, nos enseñan a estar tan seguros, que cuando crecemos, confiamos tanto en que nuestros planes van a hacerse realidad que cuando nos damos cuenta de que no es así, de que no existe el destino, de que nuestra vida se va creando a cada paso que damos, nos desilusionamos. Es entonces cuando pensamos que si las cosas no han salido, ha sido porque en algún momento nos hemos equivocado, y nos encerramos en nosotros mismos buscando ese error, ese fallo que nos hizo cambiar el rumbo, ese futuro que era tan perfecto. Y mientras, va pasando la vida, buscando algo que quizás nunca haya existido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario